Desde
que se descubrió el fuego, las diversas culturas lo han utilizado en múltiples
usos, pero en el avance tecnológico, un hito importante en el uso del fuego es
la fuente de calor para la obtención de metales.
Se cree que el cobre fue el primer metal obtenido, hacia el año cinco mil a.de.c,
en la región que hoy corresponde a Irán y Afganistán. Sin embargo, este metal
es blando, y muchos años depués se encontró que la adhesión de otro, el estaño,
lo endurecería. El metal más duro resultado de la aleación cobre-estaño, es el
bronce, que se propago después desde Mesopotamia, hacia China, donde su uso
alcanzo el máximo apogeo cerca del año mil quinientos a.de.c. Al mismo tiempo
comenzaba a generalizarse el uso del hierro en las cercanías del Mar Negro,
alcanzando su máximo desarrollo en la India, hacia el año mil a.de.c.
Para obtener cada metal se fue necesitando de un procedimiento más complejo:
así nació la metalurgia; se empieza a recurrir al uso de numerosas sustancias
químicas, pero el interés se centra en el producto final, en como conseguirlo y
sus principales aplicaciones.
Para la gente de aquella época seria difícil explicar porque cuando se agrega
estaño al cobre se obtiene una aleación dura. Se sabe que al hacerlo, resulta
un metal más duro, pero desconocen las razones; el conocimiento empírico
precedió el conocimiento científico.
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